Vivimos en una sociedad en la que tenemos de todo, en la que si no lo tenemos, lo deseamos, y una vez deseado luchamos para conseguirlo, y esa meta nos da unos instantes de felicidad, pero después, cuando hemos logrado el objetivo, al dejar de ser un fin nos quedamos con un vacio. No entiendo porque tendemos a sentirnos solos, aún acompañados, aún con pareja, aún con familia e hijos, algo pasa en nuestro interior que nos genera el desasosiego del eterno vacío, un vacío que momentaneamente se llena con un mensaje en Facebook con un whatsapp pero que sigue siendo un vacio...
Quizás hemos perdido la capacidad de compartir nuestros sentimientos, la capacidad de sentirnos queridos, la de disfrutar de aquellas pequeñas cosas que en el fondo nos arrebatan una sonrisa, la capacidad de sentarnos con un amigo a escucharle y gastar el tiempo con el hasta no tener nada mas que hacer que compartir el silencio, pero quizás, y eso es lo mas duro, lo que hemos perdido es la capacidad de escucharnos, de oir esa vocecita de nuestro interior que sabe lo que le hace falta y lo que no, la capacidad de escucharnos en el silencio sin mas ruidos que el de nuestra propia voz. Hoy esta es mi invitación, la de gastar el tiempo en autoescucharse, hasta que te aburras, hasta que no quede nada que decirte, y después de esto darte 10 minutos de algo que te haga realmente feliz, quizás sea pasear por la playa, quizás sea escuchar una canción o llamar a un amigo, o dar un abrazo a alguien o ...
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